domingo, 14 de septiembre de 2008

¿Vives o respiras?


Todos en algún momento nos hemos preguntado qué es la vida, a qué hemos venido, qué estamos haciendo aquí y qué sentido tiene existir. Será que existe un destino, algo ya establecido que venimos a cumplir o sólo somos producto de la casualidad y el azar.
La vida está llena de experiencias, a veces estás arriba otras abajo, todo depende como lo veas; pero, son ese tipo de “experiencias difíciles” las que marcan nuestra vida, las que dejan salir nuestro interés y coraje, las que nos hacen aferrarnos a vivir.
Esas experiencias se convierten al final en nuestros más grandes maestros porque, qué es la vida sino un continuo aprendizaje. Al principio la experiencia nos asusta y cuesta trabajo entenderla, la percibimos más grande que nosotros, nos aterra y parece invencible, se requiere tiempo (otro gran maestro) y paciencia (una buena compañera en este viaje) para entender lo que esa experiencia en particular nos ha venido a enseñar.
Si tan sólo comprendiéramos que la vida es una y es tan simple llevarla, pero a veces nos agobiamos tanto en determinadas situaciones ¡que nos ahogamos en un vaso de agua! Si sólo pudiéramos recordar cada día que lo único seguro que tenemos es la muerte, puedo asegurar que buscaríamos hasta el último recurso para disfrutar y hacer todo aquello que nos produce placer. La vida hay que vivirla, pero vivir la nuestra, levantarte cuando has caído porque, son en esos momentos cuando uno se da cuenta que realmente se tiene todo, el único limitante es uno mismo.
Vivimos tan absortos en el mundo, en lo material, en lo económico, que se nos olvida que también somos espirituales (no hay necesidad de relacionar esto con la religión).
Se nos ha educado para todo y se nos ha enseñado los cómos: cómo leer, cómo escribir, cómo hablar, cómo resolver ecuaciones algebraicas, cómo conjugar correctamente los verbos en inglés, cómo nombrar los compuestos químicos y encontrar su número de oxidación, cómo resolver vectores y encontrar la aceleración en un plano inclinado; también se nos ha enseñado fechas históricas, sabemos cuándo fue la Independencia, la Revolución, la Batalla de Puebla, las Guerras Mundiales, la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín; sabemos que el hombre llegó a la Luna (o al menos eso se cree), tenemos conocimiento de lo adelantado que está la tecnología y las comunicaciones, hoy en día vivimos en una “gran aldea global”
Pero entre todo ése conocimiento hay un gran faltante que en la casa muchas veces no se enseña, en las religiones de eso no se habla, y el currículo de las escuelas no tiene una materia asignada; y ésa gran asignatura pendiente es la educación para la vida.
Nos han llenado de conocimientos pero no nos han dicho cómo usarlos, durante nuestros años formativos se nos educó para desempeñar un rol pasivo: el alumno escucha, el maestro habla y entonces cuando vienen ésas experiencias que realmente te sacuden y tambalean tu mundo, no sabes a qué o a quién recurrir.
Y es cuando te das cuenta de quienes están a tu lado, ahora sí: “en las buenas y en las malas”; quiénes son tus amigos, quiénes sólo estaban ahí porque obtenían algo tuyo y es ahí también cuando personas que tú no esperabas llegan a tu vida en el preciso momento, con las palabras más exactas y reconfortantes y hacen que te llenes de sentimiento, de esa adrenalina y de esas ganas de seguir luchando por tu vida. Son esas pequeñas experiencias y esas grandes personas las que hacen que esta vida sea extraordinaria.
Existen diferentes tipos de personas y diferentes tipos de experiencias. Hay experiencias económicas, de relaciones, de salud, de trabajo, de amistad; aunque parecidas entre sí las personas reaccionan de manera diferente a cada tipo de experiencia.
Personas con problemas económicos podrían creer que es difícil tener dinero, que los demás pueden y ellos no, que el dinero no abunda, pero hay personas que en la misma experiencia encontrarían un aliciente para salir adelante.
Personas que hayan tenido decepciones amorosas podrían creer que todos (o todas) son iguales, que el amor no existe, que no nacieron para ser amados, más sin embargo, habrá personas a las que una decepción las hará más fuertes, más sabias y les enseñará a definir lo que realmente quieren.
Dentro de las experiencias de salud las hay desde una gripa, hasta enfermedades que la ciencia ha etiquetado como incurables, en cualquier caso, la lección es la misma, hay que cuidar nuestro cuerpo. Cuidarlo a nivel físico: haciendo ejercicio regularmente, alimentándolo sanamente; a nivel mental: procurando mantener nuestro cerebro ocupado en aspectos creativos y procurando hacer de la risa un hábito; a nivel espiritual: tener fe en algo o en alguien, no importa qué sea, siempre y cuando el concepto esté a nuestro favor. Generalmente las experiencias de salud requieren de un enfoque holístico que nos viene a recordar la importancia de cuidar de nosotros.
Las relaciones de trabajo están vinculadas con aquello que venimos a hacer en nuestra vida o en palabras de Paulo Coelho “con nuestra leyenda personal”. Tenemos el derecho y hasta cierto punto la obligación de realizar aquel trabajo o profesión que nos satisfaga y no sólo aquel que nos remunere mejor, este mundo necesita de músicos como de abogados, de chefs como de doctores. Si todos los días maldices el hecho de tener que ir a trabajar muy probablemente podrías cambiar de trabajo (sí, sí se puede, no hay excusas).
En lo que respecta a las experiencias de amistad nos recuerda que el hombre no es un ser ermitaño, que por el contrario nos necesitamos unos a otros y que el mundo tiene altas posibilidades de ver a los hombres vivir en hermandad.
Vive la vida que quieres vivir, reitero haz aquello que te produzca placer, grita si tienes que hacerlo, llora, baila, ríete y disfruta de tus ocurrencias que no hay, no hubo y no habrá alguien como tú.
Evalúate bajo tu propio criterio, no bajo el de los demás que nunca cubrirás las expectativas de otros.
Recuerda ser como un lápiz (parafraseando a Paulo Coelho):



  • Podrás hacer grandes cosas, pero recuerda que siempre eres conducido por un poder superior. Hay una mano que te guía.


  • De vez en cuando tendrás que sacarte punta, te dolerá, pero al final escribirás mejor.


  • El lápiz tiene borrador y está permitido usarlo, tú también podrás enmendar tus errores.


  • Lo que verdaderamente importe en un lápiz es lo de adentro: su grafito; así en ti lo verdaderamente importante es tu interior.


  • Por último un lápiz siempre deja huella, tú también déjala en cada acto que realices.



Y tú ¿vives o respiras?

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Paprika!!!!

Como has estado??? Pues de nuevo pasando por aki para reflexionar con tus escritos ke la vdd me gustan mucho. El de ahora muy bueno y muy extenso pero en cuanto a estos temas hay mucha tela de donde cortar.

Espero ke puedas subir comentarios mas seguido.

Cuidate mucho!!! Nos vemos!!!